A veces no nos damos cuenta de que ese futuro imaginado y tecnológico que veíamos en las películas de ciencia ficción ya está aquí. Tenemos y utilizamos pantallas táctiles, ordenadores que hablan e incluso, robots que vuelan y te traen las cosas a la misma puerta de tu casa. Me asombra la rapidez con que se desarrolla el mundo tecnológico y el cómo nos afecta en nuestro día a día, que como todo, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
Soy una persona que ha crecido con estos avances: video VHS, ordenador de mesa, Internet con modem (¿Recordáis el sonidito qué hacían al conectarse? ¡Qué nostalgia!), conexiones lentas, y un larguísimo etcétera hasta llegar a las súper televisiones full ultra HD, pantallas táctiles, tablets y smartphones de los que disfrutamos a día de hoy, que por supuesto tengo y utilizo. Además, me considero una amante de las tecnologías y usuaria habitual, y cuando hablo del tema con amigos, suele decir que me siento afortunada de haber tenido todas esas distracciones porque no sé si hubiera sido capaz de controlar.
¿Por qué? Porque es adictivo, es jugoso, es divertido, acapara nuestra atención y, sobre todo, porque hemos convertido su uso en un hábito cotidiano y en un objeto imprescindible en nuestras vidas. A nosotros los adultos, nos resulta difícil encontrar el modo adecuado de utilizar las nuevas tecnologías, imaginaros a los más pequeños y ya ni te cuento a los adolescentes. En mi opinión, sólo mi opinión, creo que son pocos los niños capaces de dejar la play, el móvil o la Tablet por propia voluntad, de coger dejarla a un lado y de decirse a sí mismos:“¡Bueno! ¡Ya vale por hoy! Voy a estudiar y leer un rato”. ¡Sería maravilloso! ¡Qué de conflictos familiares nos ahorraríamos! Pero, ¿a qué edad surge esta capacidad de separar el ocio del estudio? O más aún, ¿realmente llega un punto en el que somos capaces de realizar esto?
Siento daros malas noticias, pero los niños y los adolescentes viven con la misión de divertirse y conocen sutilmente el sentido de la responsabilidad (benditos ¡Qué envidia!). Es un tema aparte, pero tampoco veo saludable exigirles de más a los pequeños, evitamos muchas frustraciones innecesarias, pero con sentido común, porque pedirles aquello que les toca es necesario para su desarrollo adecuado, pero de esto ya hablaré en otro momento. Me refiero al sentido de la responsabilidad, ese que a los mayores nos hace levantarnos y cumplir con lo que nos toca. Pero, ellos son niños, y es lógico, suelen querer jugar, querer usar móvil para investigar, querer seguir viendo los dibujos en la tele, querer hacerse fotos y musicallys, querer hablar por WhatsApp. Ellos, viven el aquí y ahora, sin tener en cuenta las consecuencias a medio o largo plazo, pero esto, es algo evolutivo, poco a poco a medida que maduramos (cada uno a su velocidad), vamos adquiriendo ese sentido de la responsabilidad, que tanto añoramos los adultos en nuestros pequeños.
Por ello, considero que somos nosotros, los adultos, las personas encargadas de administrar y controlar ese uso. Por supuesto, nadie dice que no le dejes jugar, ni tampoco que las tecnologías sean malísimas y deban prohibirse. De hecho, creo que hoy en día son buenas herramientas en educación y tratamientos psicológicos. No obstante, debemos saber cuándo y cómo utilizarlas, sobre todo con nuestros hijos.
De manera que os proponemos que pongáis especial atención en el uso de las tecnologías por parte de vuestros niños. Por un lado, os recomendamos intentar atrasar en la medida posible el inicio y los primeros contactos con tablets y teléfonos. Y, por otra parte, llegada a una edad en la que dispongan de móvil, tablet o portátil, estableced horarios y normas de uso.
Insisto en que no se trata de prohibir, lo prohibido es muy atractivo, sino de adaptarnos a la nueva era, observar la evolución que se está dando y entender que las vías de comunicación social han cambiado, sé que diréis que en vuestra época era la mejor, porque quedábamos en la calle sin móviles y éramos felices. No lo sé, yo, pienso igual, (¿me estaré haciendo mayor sin darme cuenta?). Pero los tiempos cambian y con ellos, los hábitos de las personas y de las sociedades. Los smartphones son un medio de contacto útil, rápido y cómodo para ellos, lo que no es incompatible con la supervivencia sin ellos y con el aprendizaje por parte de todos de su uso adecuado.
Por tanto, desde Ongizate proponemos guardar el móvil un rato, sacar unas cartas, un libro, una pelota; organizar una excursión, cine, parque, monte; sin olvidarnos en el momento social en el que estamos por lo que a la par; jugar un ratito con la Tablet juntos, ver sus dibujos favoritos juntas, pero todo en su justa medida. Sobre todo, disfrutad de vuestros pequeños e invertid en su futuro, enseñándoles poco a poco y pasito a pasito , porque ellos son el futuro.
Elixabete Blanco Salcedo
Psicología – Psicopedagogía
Centro Integral de Psicología Ongizate