Este mensaje es uno que transmito a diario en mi trabajo como psicóloga en Bilbao. Personalmente, me encanta pensar que nunca es tarde, me hace sentir esperanzada y me impulsa a creer en mí misma. Eso es lo que trato de trasladar a los pacientes del Centro Integral de Psicología Ongizate, que pueden creer en ellos, que el hecho de tener una edad específica, no nos lleva a quedarnos anclados y a conformarnos con lo que tenemos. A veces, romper con lo que se espera de nosotros es una gran idea, es sinónimo de darnos oportunidades, es sinónimo de confiar en nosotros y nuestras capacidades.
Pero, ¿Y si lo intento y no lo consigo? ¿Cómo se lo digo a mi familia? Creerán que estoy loco. No sé si estoy preparada para otro fracaso…
Estos son los mensajes que nos bloquean, los que nos impiden tirarnos a la piscina. Lo que me gusta plantear en las sesiones, es observar la situación desde la óptica más catastrofista y ver cómo sería ese resultado. Por ejemplo, realmente qué ocurriría si no lo consigues, que en el peor de los casos, te quedas en la misma situación en la que te encuentras en este momento, si es cierto, que no es tan fácil, ya que habría que añadir que tocaría convivir con un “fracaso”, pero también convivir con el ¿y si lo hubiera intentado?, es duro de digerir.
Por otro lado, está la presión del entorno que a menudo es desde una posición conservadora, ya que observan que tu vida es fácil, relativamente estable y considerar la posibilidad de adentrarte en una situación de incertidumbre lo ven poco práctico, demasiado arriesgado, y lo que recibes son mensajes como: “¡qué ganas de complicarte!, ahora no es el momento, tendrías que aprender a conformarte con lo que tienes…
Pero… ¿Y si no eres feliz en esa vida “estable”?, ¿tienes que permanecer en ella porque para el resto es más fácil verte así de bien? O, ¿porque les asusta que puedas fracasar? Desde mi punto de vista (humilde y abierto) no, pero esto es algo personal y como tal, cada uno es libre de decidir qué está dispuesto a arriesgar y por tanto, qué está dispuesto a perder. En estos casos, antes de dar un paso, me gusta valorar la posibilidad de ser feliz con la vida actual, añadiendo algún cambio y, si aun modificando ciertos aspectos observamos que no es posible sentirnos bien, entonces, ha llegado el momento de tomar decisiones, sabiendo siempre y siendo conscientes de la existencia de toparnos con un resultado diferente al de nuestras expectativas, puede que no salga bien, por tanto, preparándonos para esta situación.
Aprender a aceptar que en muchas ocasiones nuestras decisiones y nuestros esfuerzos derivan en un resultado distinto al esperado es importante, porque quizás, esa flexibilidad sea la que nos permita arriesgarnos y procurar ser aquello que siempre habíamos querido ser.
Por tanto, podríamos intentar enumerar aquellas cositas que sabemos que nos gustaría tener, ser, estar en nuestra vida y que aún no hemos alcanzado y pensemos en cómo llegar a ello, una buena planificación es la clave para lograr nuestros sueños, eso, y dejar descansando nuestros miedos.
Irene Tobías
Psicóloga en Bilbao